lunes, 2 de febrero de 2009

AFP’s: un modelo de seguridad social agotado

El año 2005, la asociación gremial de los empresarios agrupados en la C.P.C. propuso en un documento, ampliar el límite de inversión de las AFP en el exterior.

 

Lo curioso de todo esto es que la nueva ley previsional 20.255 amplia el límite de inversión de los fondos previsionales de todos nosotros en el extranjero, permitiendo de esta manera que el 80% de los fondos pueden ser invertidos en el exterior, financiando, sólo por dar un ejemplo, la actual invasión de EEUU en el Oriente Medio.

 

La certeza de esta reforma, es que a medida en que la crisis se profundizó en los mercados bursátiles, los fondos ahorrados de nuestras pensiones cayeron simultáneamente con el hundimiento de los activos en la bolsa de valores. En el caso del fondo A, este es el que presenta mayor especulación en mercado mundial, allí invierten nuestros ahorros, especulan y por último provocan las pérdidas que hasta el momento se presentan como irrecuperables.

 

Según cifras, las cuotas reales de los afiliados al fondo A ha perdido un 47%, el B un 36% y el C un 23%. Según Manuel Riesco un 9,1% de los afiliados tienen sus cuentas en los fondos más riesgosos. Hasta el momento la pérdida total de nuestros fondos acumula casi 28 mil millones de dólares, es decir, un tercio del total de nuestros fondos.

 

Por una AFP de reparto social

 

Poco a poco se han sumado voluntades críticas al actual modo de capitalización individual, y al hecho de que millones de dólares sean puestos en las bolsas especulativas en el extranjero. Dicho descontento ha hecho que algunos segmentos de la población, recuerden los viejos modelos de seguridad social y con ello la posibilidad de pensar un sistema de previsional armónico con los intereses de las grandes mayorías asalariadas.

 

En este sentido hay distintas iniciativas con el fin de dar luces por dónde deberían conducirse un sistema de ahorro previsional a la hora de jubilar.

 

Si bien en un comienzo el timonel de la multisindical, Arturo Martínez, fue complaciente con la reforma previsional, al pasar del tiempo y presionado por un movimiento en pañales, pero que se rearma lentamente, la Central Unitaria decidió dudosamente cambiar de opinión y comenzar con una compaña de “NO MÁS AFP” permitiendo un sistema basado en la cobertura y protección de los “trabajadores en sus contingencias sociales durante su vida laboral y después de ella”. A esto se le suma la iniciativa de invertir los fondos de pensiones en el país, “ya que con ello podría darse un impulso real a la segunda fase exportadora chilena, y con ello asegurar el empleo” (1). Por otro lado tenemos iniciativas más sinceras surgidas de franjas sociales, que intentan agrupar a bases sindicales y movimientos populares, bajo un mismo universo de demandas sociales. Este es el caso de la naciente “Refundación Sindical”, la cual nucleando a diversas organizaciones sindicales, pretende crear un “frente amplio de trabajares por la defensa de nuestros ahorros previsionales”. En este sentido la “Refundación Sindical”, llama a “todos los ahorristas a cambiar transitoriamente de multifondo al E, mientras se construye una propuesta democrática…e instaurar un nuevo sistema de seguridad social al servicio de las grandes mayorías” (2).

 

Este llamado es incluso más orientador, ya que apela a levantar un nuevo paradigma de seguridad social, soportado por un “sistema previsional de reparto solidario, bajo los principios de seguridad social, la composición tripartita de los ahorros y la participación sustantiva en la administración” (3).

 

Todo esto encuentra sentido, en la medida en que haya una recomposición amable de las fuerzas sociales y políticas, donde el conflicto actual que suscita el modelo de“(in)seguridad social”, es comprendido como un síntoma de contradicciones sociales más profundas, y de ser así, la acumulación de fuerza se convierte en una necesidad vigente, si no queremos seguir viendo como nuestro trabajo de año tras año se ve esfumado de un día para otro. Si comparáramos entre quienes cotizan en las AFP y quienes permanecen en el INP, las diferencias son abismales:

 

Un profesor que gana por promedio 500 mil pesos, y conserva sus ahorros en la INP, su pensión al jubilar es de 425 mil pesos mensuales. Si él tuviera su ahorros en una AFP, recibirá como pensión 190 mil pesos, la diferencia es de 235 mil pesos. Saque ud las conclusiones…

 

A modo de conclusión las AFP no son un sistema de seguridad social, al contrario es un modelo diseñado básicamente para mantener un fondo -no menor de plata- invertido en activos financieros que por ningún motivo mejoran la calidad de vida y

de seguridad social entre los trabajadores. Por otro lado, hay que reflexionar, pero por sobre todo generar propuestas vivas que vayan dando luces de cómo superar el modelo previsional, y avanzar en un modelo social de financiamiento previsional, donde los trabajadores no sólo sean cotizantes, sino por sobre todo los actores que gestionen directamente la administración de los fondos que desde siempre nos han pertenecido.

 

¡Por un sistema previsional de reparto social!

¡Arriba los y las que luchan!

 

Álvaro Lártiga.

Socio del Sindicato número 1 de la Comudef.

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NOTAS

(1) “El Ciudadano” Diciembre 2008. Pág., 5. Número 63

(2) "En Marcha", número 3 Diciembre 2008, Pág. 16.

(3) Ibid, Pág., 17.

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