domingo, 17 de junio de 2012

Prácticas de Auto-educación y Organización Territorial


Prácticas de Auto-educación y Organización Territorial

“(...) La 'auto-educación popular' ha de ser definida, básicamente, como ese conjunto de procesos educativos suplementarios que, sobre el margen del sistema dominante, prepara a las generaciones pobres para desempeñar adecuadamente, no roles estructurados, sino roles históricos, atingentes a su propia liberación y a la refundación por abajo de la sociedad chilena."1

Mirar al Chile social convulsionado, cansado del abuso de poder, hastiado de la acumulación y de la especulación, enfermo de desigualdad pero ansioso de soberanía y emancipación, sin ser totalmente sorprendente, es por lo menos, interesante. Sin ser totalmente sorprendente porque, a lo largo de nuestra historia social, hemos desarrollado prácticas organizativas tendientes a ejercer soberanía -emanadas desde los trabajadores, pobladores, estudiantes, indígenas, etc.- en un intento constante (pero no siempre fecundo) por construir poder popular, por autogobernarnos y emanciparnos. Es interesante, principalmente porque la “caja de herramientas”2 que hemos desarrollado a lo largo de nuestra historia se activa una y otra vez demostrando nuestra capacidad de construcción de una sociedad soberana y autónoma, mediante organizaciones sociales de base, horizontales, abiertas a la construcción dialógica y dialéctica de la sociedad.

Durante el año 2011, en pleno desarrollo del movimiento estudiantil, emergen Asambleas territoriales-polulares-ciudadanas en diversas comunas de Santiago (similar fenómeno a lo que ha estado sucediendo hace un tiempo en otras regiones, como en Magallanes y Calama). Asambleas que demuestran la urgente necesidad de organización social, que reivindican derechos inalienables que han sido históricamente negados por las clases dominantes; organizaciones compuestas de manera intersectorial (trabajadores, pobladores, estudiantes), que funcionan en forma horizontal –sin jerarquías o cargos de poder- que se desarrollan en forma permanente y constante (en algunos casos, con una frecuencia semanal y un quorum de 30 a 50 personas), que se han declarado en su devenir como organizaciones anticapitalistas, y que, en algunos casos, han estado desarrollando prácticas de auto-educación para definir sus proyectos socio-políticos. Parece un fenómeno nuevo, pero no lo es. La organización territorial y la auto-educación popular son prácticas históricas que los movimientos sociales han desarrollado en forma permanente –con mayor o menor convocatoria, con mayor o menor solidez- pero que siguen ahí; en ocasiones dificultadas por la descomposición del tejido social, pero con ansias de extenderse y consolidarse.

La experiencia de Ñuñoa:
La Asamblea Ciudadana de Ñuñoa, convocada por estudiantes y profesores movilizados de la comuna, centró su eje de acción en el apoyo al movimiento estudiantil, acompañando las diversas manifestaciones (marchas, cacerolazos, funas, etc.) así como apoyando a los estudiantes secundarios movilizados en las “tomas” del Cordón Ñuñoa3. Sin embargo, en su devenir la organización, fue trazando objetivos y reivindicaciones propias relacionadas principalmente con la necesidad de democratizar la comuna. Para ello, la Comisión Educación de la Asamblea -conformada por profesores, estudiantes y otros profesionales- volcó su trabajo al fortalecimiento interno de la organización, mediante prácticas de (auto)educación popular orientadas a generar espacios de discusión, con la finalidad de realizar diagnósticos territoriales, planificar horizontes políticos colectivos y acciones a seguir (agendas de trabajo a “corto”, “mediano” y “largo plazo”).



En este sentido, el “rol docente” en la organización estuvo orientado a gestionar prácticas pedagógicas enfocadas en posibilitar espacios de socioconstrucción de un proyecto y de un discurso común, a través de metodologías participativas tendientes a abrir espacios de colectivización de experiencias y saberes, de búsqueda de consensos, de reconocimiento de las subjetividades y particularidades de cada cual por medio de la participación activa de los asambleístas; en las que los “profesores” (quienes “guiaron” estas instancias) se posicionaron como facilitadores de estos procesos, permitiendo que los mismos participantes dotaran de contenidos las jornadas, y se situaran como sujetos de acción y decisión en cada una de las discusiones. A partir de estas jornadas de (auto)educación, la Asamblea fue trazando horizontes colectivos en torno a elaborar un proyecto de desarrollo comunal, y se fue (auto)definiendo como un espacio abierto de construcción comunitaria, guiado por principios de autonomía, autogestión, soberanía y horizontalidad.

No es casual que estos procesos de organización y de construcción social se agudicen y resurjan al alero de
una movilización que reivindica el derecho a la educación. Y no el mero derecho a “educarse” (que ésta sea gratuita), sino el derecho a una educación dialógica y libertaria, a la educación que la sociedad –en su conjunto- delibere; que satisfaga la profunda necesidad de espacios de construcción de la realidad –no ya de asimilación de ésta-, de participación, de autonomía y soberanía respecto a sí misma y a su devenir. ¿No es eso lo que claman miles de personas de todas las edades marchando por diversas ciudades de nuestro país?, ¿no es eso lo que buscan cientos de sujetos reunidos en espacios asamblearios?, ¿no es eso lo que querrán niños y adolescentes… esos que tan frecuentemente son diagnosticados con TDAH4, o los que presentan “problemas conductuales”, o los que desertan del sistema escolar?...

¿No han sido este tipo de prácticas reprimidas y desmembradas constantemente por las élites de nuestro país?

Es de esperar que nuestra memoria histórica nos permita sobreponernos a nuestros errores, crear nuevas estrategias, abrirnos al diálogo, a la construcción colectiva de la realidad, y a la -entonces fecunda- posibilidad de deliberar y ejecutar soberanamente el proyecto popular.

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1 Salazar, G. (1987) “Los Dilemas Históricos de la Auto-educación Popular en Chile. Pág.87
2 Salazar, G. (2011) “En el Nombre del Poder Popular Constituyente”
3 Organización de estudiantes secundarios que agrupa a diversos liceos municipales y particulares subvencionados de la comuna.
4 Trastorno de Déficit Atencional con (o sin) Hiperactividad, según DSM IV.


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