Los malos pronósticos para la economía para este año, han obligado a la cartera de Hacienda a dar distintas señales al sector privado para mantener lo que ha sido hasta ahora la “próspera” plataforma económica de Chile. Partiendo por anunciar un plan de estímulo fiscal por US$ 4.000 millones, equivalentes a 2,8% del PIB chileno, el gobierno ha lanzado una batería de subsidios con el fin de estimular la inversión privada (y suavizar los posibles conflictos sociales porvenir).
Estas medidas no son nada más que “regalitos” que el Estado le hace al empresariado. En el mes de noviembre del año pasado el gobierno de Michelle Bachelet otorgo un subsidio por US$450 millones a la industria salmonera, mientras que esta despedía a 8.000 trabajadores. Por otra parte, en el sector de la construcción, que recibirá paulatinamente US$700 millones del Estado para obras de infraestructuras, se han perdido 90.000 empleos hasta enero de este año. A esto se le agrega que en el sector forestal van 12 mil despedidos, mientras que en el sector público ya se ha anunciado recorte de personal, reflejado en lo particular en las medidas de la COMUDEF por cargar el déficit presupuestario a las espaldas de los trabajadores, presionando a los sindicatos a congelar algunos beneficios sindicales, tales como el bono de termino de conflicto.
Estas cifras nos hacen pensar que la supuesta “responsabilidad fiscal”, expresada en el presupuesto “anti-crisis” para este año, no es más que un salvataje a los grandes grupos económicos, ya que los empresarios no han dejado de despedir trabajadores en esos sectores, lo cual se manifiesta en un tasa de desempleo bordeando los dos dígitos. Por de pronto toda esta plata estatal proviene del superávit dejado por el cobre1 y de los impuestos que sobrecargan primordialmente al consumo de los trabajadores, como el IVA.
Estos signos nos hacen reflexionar sobre el incierto futuro de la situación económica. Según el propio Banco Central el crecimiento para el próximo año será a lo más de un 3,5%, y muy probablemente solo un 2%, mientras Barclays Capital proyecta un crecimiento acotado de un 1%, lo cual confirma, contrariamente a lo expresado por Andrés Velasco, que Chile se verá afectado duramente por la crisis financiera mundial.
Un factor que añade gravedad al contexto, es la nociva disposición de los empresarios en el actual momento, la cual se ha mostrado intransigente con demandas tan sentidas como la “ley de la semana corrida”. Así lo confirman los dichos del nuevo timonel de la CPC, Rafael Guilisasti, quien junto con la CONAPYME en el mes de enero rechazaron enérgicamente la extensión del beneficio del pago de la semana corrida. En palabras de ellos; “Esta ley perjudicará, además, una sana tendencia que existe en muchos ámbitos que consiste en premiar el desempeño individual y la productividad de los trabajadores, principalmente en las empresas más pequeñas, tan necesarios en tiempos donde la competitividad de Chile se pondrá a prueba. Esta ley no contribuye a profundizar los objetivos del trabajo decente en Chile”2. Estas declaraciones solo dejan ver la visión de conjunto de los grandes, pequeños y medianos empresarios en esta franja de tierra.
Pero no solo por las “brillantes” medidas económicas se evidencia el estado de ánimo de las cumbres del poder nacional. A esto se agrega una crisis de la representación política de las necesidades sociales de la población, expresado en la desconfianza de los electores, lo cual ha obligado a la Concertación a legislar la inscripción automática para todos los mayores de 18 años. Incluso el ministro Viera Gallo, el día 24 de enero dio a entender que no descartaba la posibilidad de incentivar el voto, a cambio de algunas garantías tales como el aumento de porcentaje de la ficha de protección social para los jóvenes de escasos recursos. Esto ha sido acompañado por los desprendimientos oportunistas de la Concertación (Arrate, Navarro) y por los ánimos de la izquierda extraparlamentaria, en dar paso a un nuevo “pacto instrumental” con el oficialismo para las elecciones parlamentarias de este año.
Este complejo escenario político, nos exige sospechar con mayor certeza, que estamos en presencia de una crisis del neoliberalismo para administrar económica y políticamente la situación nacional.
En ese sentido, uno de los principales desafíos de los trabajadores, es la efectiva maduración de fuerza social y política propia, la cual se fortalece en la medida en que los sectores activos del movimiento social construyamos de forma independiente y en oposición a la política de los poderosos, dejando de lado el espejismo de conquistar mayores cuotas de participación social por medio de alianzas parlamentarias o gubernamentales. Esta tarea se concretiza a nuestro juicio en la construcción de mayores grados de participación y de organización en nuestros espacios sindicales, y es ahí donde ubicamos nuestras esperanzas y esfuerzos. De este modo, cobra especial relevancia la propuesta de aglutinar los empeños sociales, con la ambición de dar vida a una organización sindical única para las trabajadoras y trabajadores de la educación, una organización genuina en sus propósitos, amplia y generosa, que se reconozca como parte integral del activo social movilizado, y por ultimo que logre construir una política con sentido de cambio social.
Esperando que este nuevo año laboral sea provechoso para generar mas espacios de cooperación, organización y combatividad.
Arriba los que luchan!!
Otoño, 2009.
Estas cifras nos hacen pensar que la supuesta “responsabilidad fiscal”, expresada en el presupuesto “anti-crisis” para este año, no es más que un salvataje a los grandes grupos económicos, ya que los empresarios no han dejado de despedir trabajadores en esos sectores, lo cual se manifiesta en un tasa de desempleo bordeando los dos dígitos. Por de pronto toda esta plata estatal proviene del superávit dejado por el cobre1 y de los impuestos que sobrecargan primordialmente al consumo de los trabajadores, como el IVA.
Estos signos nos hacen reflexionar sobre el incierto futuro de la situación económica. Según el propio Banco Central el crecimiento para el próximo año será a lo más de un 3,5%, y muy probablemente solo un 2%, mientras Barclays Capital proyecta un crecimiento acotado de un 1%, lo cual confirma, contrariamente a lo expresado por Andrés Velasco, que Chile se verá afectado duramente por la crisis financiera mundial.
Un factor que añade gravedad al contexto, es la nociva disposición de los empresarios en el actual momento, la cual se ha mostrado intransigente con demandas tan sentidas como la “ley de la semana corrida”. Así lo confirman los dichos del nuevo timonel de la CPC, Rafael Guilisasti, quien junto con la CONAPYME en el mes de enero rechazaron enérgicamente la extensión del beneficio del pago de la semana corrida. En palabras de ellos; “Esta ley perjudicará, además, una sana tendencia que existe en muchos ámbitos que consiste en premiar el desempeño individual y la productividad de los trabajadores, principalmente en las empresas más pequeñas, tan necesarios en tiempos donde la competitividad de Chile se pondrá a prueba. Esta ley no contribuye a profundizar los objetivos del trabajo decente en Chile”2. Estas declaraciones solo dejan ver la visión de conjunto de los grandes, pequeños y medianos empresarios en esta franja de tierra.
Pero no solo por las “brillantes” medidas económicas se evidencia el estado de ánimo de las cumbres del poder nacional. A esto se agrega una crisis de la representación política de las necesidades sociales de la población, expresado en la desconfianza de los electores, lo cual ha obligado a la Concertación a legislar la inscripción automática para todos los mayores de 18 años. Incluso el ministro Viera Gallo, el día 24 de enero dio a entender que no descartaba la posibilidad de incentivar el voto, a cambio de algunas garantías tales como el aumento de porcentaje de la ficha de protección social para los jóvenes de escasos recursos. Esto ha sido acompañado por los desprendimientos oportunistas de la Concertación (Arrate, Navarro) y por los ánimos de la izquierda extraparlamentaria, en dar paso a un nuevo “pacto instrumental” con el oficialismo para las elecciones parlamentarias de este año.
Este complejo escenario político, nos exige sospechar con mayor certeza, que estamos en presencia de una crisis del neoliberalismo para administrar económica y políticamente la situación nacional.
En ese sentido, uno de los principales desafíos de los trabajadores, es la efectiva maduración de fuerza social y política propia, la cual se fortalece en la medida en que los sectores activos del movimiento social construyamos de forma independiente y en oposición a la política de los poderosos, dejando de lado el espejismo de conquistar mayores cuotas de participación social por medio de alianzas parlamentarias o gubernamentales. Esta tarea se concretiza a nuestro juicio en la construcción de mayores grados de participación y de organización en nuestros espacios sindicales, y es ahí donde ubicamos nuestras esperanzas y esfuerzos. De este modo, cobra especial relevancia la propuesta de aglutinar los empeños sociales, con la ambición de dar vida a una organización sindical única para las trabajadoras y trabajadores de la educación, una organización genuina en sus propósitos, amplia y generosa, que se reconozca como parte integral del activo social movilizado, y por ultimo que logre construir una política con sentido de cambio social.
Esperando que este nuevo año laboral sea provechoso para generar mas espacios de cooperación, organización y combatividad.
Arriba los que luchan!!
Otoño, 2009.
Estimados/as, desde Peuma los saludamos para compartir el ancho campo de batalla de la educación y los derechos de todos/as. Esperamos establecer redes de colaboración y discusión. Un abrazo
ResponderEliminarClaudia (por Peuma)