Hace un tiempo atrás el sindicato número 1 de la Comudef, comenzó a vivir un nuevo proceso de maduración, provocada por diversas circunstancias, pero tal vez, la más significativa de ellas, y que le da razón de ser, es la idea que nuestro sindicato esta en presencia de profundos cambios, que son fruto de un rechazo que recién comienza a asomarse en el seno de la sociedad Chilena, y que se expresa en el enojo y descontento de la gente por las precarias condiciones de vida impuestas, al aburrimiento de la vida diaria, al malestar frente una cultura embrutecida, y a la caducidad de las instituciones que se nos presentan muertas y vacías.
En Chile estamos en presencia del inicio, de lo que debe ser, un cambio de vida profunda de nuestra existencia. Los estudiantes han generado ya las coordenadas sociales básicas por donde debe conducirse un nuevo imaginario de lo social, los trabajadores del cobre demostraron cuáles son las acciones que deben acompañar a este nuevo imaginario social, y por último, las trabajadoras del sector público nos enseñaron la masividad, alegría y disposición con que debe asumirse el despertar del gigante popular.
Una mezcla especial entre rechazo, propuesta y deseo se esta asomando sobre las cabezas de quienes no queremos seguir viendo cómo enormes corporaciones empresariales, explotan a nuestra familia, usurpan y saquean las riquezas de este país. Un tipo de sincretismo sui generis entre las antiguas y las nuevas voluntades, dejan ver cuan grande son los empeños políticos de una generación dispuesta a dar lo mejor de ella. Una generación con vocación de mayoría, una generación de jóvenes combatientes que alegremente entonan la canción de Fito Páez; “¿Quién dijo que todo está perdido?, yo vengo a ofrecer mi corazón”…
Sobre este periodo que recién comienza y que nadie sabe cómo va a terminar. Nuestro sindicato en lo particular, experimenta el complejo proceso de “darse cuenta”… Darse cuenta que los sindicatos hasta el momento han sido pequeñas parcelas, protegidas por pequeños hombrecitos, cuidando pequeños y mezquinos intereses. Pero tal vez lo más duro y contradictorio de todo, es que hemos sido nosotros quienes hemos protegido esta forma tan limitada de vivirnos nuestra participación sindical. Una forma testimonial, aburrida, contemplativa, acostumbrada a los favores, acostumbrados a que nos dirijan y poco acostumbrados a ser libres. Seguramente podemos afirmar que somos personas despolitizadas, ya que la política emerge junto a quienes se dan la posibilidad de ser libres, pero la libertad es frágil y no aparece en cualquier lugar. Se sostiene solamente donde los hombres y mujeres pretenden ser iguales, por eso se la puede llamar “tesoro perdido de las voluntades”. Pero este tesoro aparece, y en nuestro sindicato apareció un pequeño rayo, y con él, el tiempo de darnos la posibilidad de hacer las cosas con un sentido radicalmente distinto a como venia siendo. Somos claros, tiempos nuevos nos darán la oportunidad de corregir, lo que pequeños hombrecitos y pequeñas mujercitas asustados/as de ser libres, no querían hacer.
El recambio es un hecho, mientras unos gritan la pérdida de su rancho, otros por abajo formulamos nuevas coordenadas sindicales, ansiosos de ver crecer las voluntades que despegaran un nuevo imaginario social, diseñaremos cotidianamente las estrategias de cooperación que harán de este sindicato, un proyecto de mayoría, claro en sus principios, resuelto en sus prácticas. Un nuevo periodo para despedir y dejar atrás las mentiras, el clientelismo, a los que saludan con gracia al dios y al diablo, a las promesas demagógicas e incumplibles.
Los antiguos solían llamar sofistas a aquellas personas que tenían la habilidad de hacer pasar una mentira por verdad, un pequeño problema particular como uno universal.
Los antiguos respondieron ha esto con templanza, sabiduría e inteligencia.
Pero escucha pequeño hombrecito, hay una cosa que no sabes ni quieres saber por que tienes miedo de la vida, tienes un miedo mortal que te paraliza: “asesinarás cualquier idea contraria a la tuya, en nombre del sindicato, del pueblo, del colegio de profesores, defenderás tu esclavitud. Pero no te has dado cuenta de tu miedo mortal, del goce que sientes al ser esclavo de lo que posees. No te has dado cuenta, que todo lo que tienes, te tiene a ti, ahí donde tu mandas, siervo serás”.
El colectivo “Mal de Ojo” saluda con mucho respeto a todas esas personas que se dan la posibilidad de construir un sindicalismo de nuevo tipo, alternativo a las pequeñas y egoístas almas, saluda a todas esas personas dispuestas a descubrir el tesoro olvidado en sus corazones, e invita aquellos que todavía defienden su servidumbre voluntaria, a emprender un nuevo proyecto como sindicato, dándonos la posibilidad compleja, pero posible, de ser libres y felices.
Abrazando las ideas-fuerzas que corren con entusiasmo por el sindicato número 1. Saludamos atentamente a su nueva directiva.
Colectivo Mal de Ojo - Otoño 2009
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